Este curioso nombre proviene al parecer de la tradición catalana de dulces de convento, y hace referencia a su miga blanca, tierna y esponjosa. Se trata de una receta al que sin duda el apelativo de divino le viene ideal, por delicado y dulce. Recetas así nos recuerdan que con pocos y sencillos ingredientes se pueden elaborar bocados deliciosos.
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