El almíbar (del árabe al-maiba, un jarabe a base de membrillo) o sirope es una disolución sobresaturada de agua y azúcar, cocida hasta que comienza a espesar.
Volcar en la cacerola la
mitad del azúcar. Llevarlo al fuego revolviendo el azúcar para que se vaya
distribuyendo bien el calor y el caramelo se haga parejo. Una vez logrado el caramelo
se agrega la otra parte de azúcar y se procede de la misma forma hasta lograr
el punto. Se retira del fuego enseguida para que no siga la cocción. Si se pone
todo el azúcar junto se le agrega una pequeña cantidad de agua, gotitas
solamente como para hidratar el azúcar.
Cuando
preparamos un almíbar, siempre que la receta no indique otra cosa, debemos de
calcular una parte de agua y dos de azúcar. Una
vez puesto sobre el fuego no debemos revolverlo. Si comprobamos que se nos ha
pasado de un punto determinado podemos en ese caso agregarle agua y continuar
la cocción hasta lograr el punto deseado nuevamente.
Los distintos puntos del almíbar:
Primer
punto: Almíbar liviano.
Es cuando dejamos hervir el agua con el azúcar
hasta que ésta se disuelva completamente, alrededor de 5 minutos
aproximadamente.
Segundo
punto: Hilo flojo.
El almíbar a medida que se cocina va cambiando su
textura, espesándose de a poco.
Se conoce este punto cuando al tomar entre los dedos ( pulgar e índice ) un
poco del almíbar que estamos cocinando, al querer separarlo se forma un hilo
fino y quebradizo.
Otra manera es sacar una cucharada de almíbar y volcarlo desde lo alto hasta
que al final el almíbar que cae forma un hilo que se corta y sube.
Tercer
punto: Hilo fuerte.
El almíbar está algo más espeso que el anterior.
Este punto se conoce porque al hacer la misma operación anterior se
forma un hilo que no se corta. Otra manera de comprobarlo es levantando el
almíbar con una cuchara y volcarlo desde lo alto. Al final el almíbar que cae
queda como una hebra que se sostiene sin romperse.
Cuarto punto: Bolita blanda.
Cuando tomando un poco del almíbar de la cocción, en una cucharita y
dejándolo caer en una taza con abundante agua fría, se forma enseguida una
bolita blanda, a la que se le puede dar la forma que se desee con la yema de
los dedos. En el caso de contar con un termómetro especial para medir esta temperatura,
serían entre 118º o 120º C.
Quinto
punto: Bolita dura.
Cuando repitiendo todo lo anterior se puede formar una bolita dura,
que no se deforma.
Si lo medimos con termómetro serían entre 121º y 125º C.
Sexto punto:
Punto caramelo.
Es cuando al dejar el almíbar sobre el fuego y
continuar la cocción llega un punto donde los bordes toman un tono más oscuro. Al
tomar la cacerola y hacerla girar, el almíbar que va camino a caramelo se
extiende por toda la superficie unificando su color. Una vez que toma el tono
deseado se retira y se utiliza enseguida pues endurece rápidamente. De contar
con un termómetro serían entre 155º o 160º.
Técnica para preparar
caramelo a seco (con azúcar solamente).
Cuando se prepara así es conveniente
realizarlo en dos etapas para lograr el punto correcto del caramelo. Con esta
técnica no solo se hace más rápido sino que además el caramelo queda con la
transparencia justa y no se corre tanto riesgo de que se oscurezca y quede con
sabor amargo. Volcar en la cacerola la
mitad del azúcar. Llevarlo al fuego revolviendo el azúcar para que se vaya
distribuyendo bien el calor y el caramelo se haga parejo. Una vez logrado el caramelo
se agrega la otra parte de azúcar y se procede de la misma forma hasta lograr
el punto. Se retira del fuego enseguida para que no siga la cocción. Si se pone
todo el azúcar junto se le agrega una pequeña cantidad de agua, gotitas
solamente como para hidratar el azúcar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario