Charlotas
Para hacer la charlota, forro un molde alto con papel film, para que después me resulte más fácil desmoldarla. A continuación, recubro el molde con bizcochos de soletilla o con rebanadas de pan de molde sin corteza cortadas por la mitad. Para que no resulte seca, unto los bizcochos o el pan con mantequilla o los remojo con leche. Hay que ir con cuidado de no remojarlos demasiado para que no se desmenucen.
Si quiero que el resultado al desmoldar la charlota sea más espectacular, monto ligeramente los bizcochos unos sobre otros. En otras ocasiones uso bizcocho de chocolate, alternándolo con bizcocho sin chocolate, formándose un contraste que me encanta.
Después, se rellena con crema bavarois, mermelada, compota de frutas, helado etc., no siendo siempre necesario hornear la charlota. Según el relleno que haya elegido, acompaño la charlota con unas natillas, un coulis de frutas o chocolate fundido.
Tartas de bizcocho
La menos complicada de las tartas. Lo más aconsejable es preparar un bizcocho esponjoso o de mantequilla, tipo genovesa. Para ello, según la receta, bato con la batidora de varillas los huevos con el azúcar hasta que queden bien esponjosos. A continuación añado la mantequilla a temperatura ambiente y, por último, la harina mezclándola con movimientos envolventes.
Horneo la mezcla a 180ºC hasta que al pincharla con una aguja esta salga limpia, aproximadamente una media hora. A continuación divido el bizcocho horizontalmente en dos o tres capas y empapo bien cada una con leche o almíbar, para que quede bien jugoso. Considero este paso fundamental para un buen resultado.
Después, elijo una bandeja bien bonita, y voy colocando capas de bizcocho alternándolas con el relleno elegido. La superficie la espolvoreo de azúcar molido o la cubro de chocolate derretido, nata, merengue, etc. También puede adornarse con frutas.
Tartas de queso
Por su rapidez y facilidad adoro la versión de tarta de queso que no necesita cocción. Preparo la base con galletas y mantequilla, extendiéndola sobre el molde ayudándome con una cuchara. Normalmente, añado gelatina al relleno para que aguante bien firme. Procuro prepararla el día anterior y guardarla toda la noche en la nevera, así me aseguro de no tener ninguna sorpresa desagradable al desmoldarla.
Si se trata de una tarta de queso horneada, además de queso, huevos y azúcar, lleva también harina para estabilizar el resto de ingredientes. Me parece que estas tartas quedan muy bien con una capa de confitura repartida por encima. La confitura puede ser de fresas o frutas del bosque, clarificada con un poco de agua. También puede servirse aparte y que cada comensal se sirva la cantidad que desee.
Tartas de hojaldre
De las tartas de hojaldre mi preferida es el “milhojas”, consistente en varias capas de hojaldre superpuestas, con nata o crema intercaladas y espolvoreada la última capa con azúcar molido.
Para hacer un milhojas, extiendo el hojaldre con el rodillo hasta dejarlo de 1/2 cm. de grosor, lo corto según el tamaño deseado y antes de hornearlo, lo pincho generosamente con un tenedorpara que al cocerse no se hinche, deformando el resultado final. Sólo queda rellenarlo con crema pastelera o nata para obtener una tarta deliciosa.
El hojaldre es también perfecto para combinar con toda clase de frutas. En este caso tengo dos posibles opciones. O forro un molde desmoldable de bordes acanalados con el hojaldre, o bien, una vez recortado un rectángulo de masa, hago un reborde con el mismo hojaldre, a modo de barandilla, para evitar que el relleno de frutas se desborde. En ambos casos debe pincharse también la masa con un tenedor, para que no se abombe al hornearla.
Hay que esperar que el hojaldre se enfrie antes de rellenarlo con frutas, nata, crema, etc. Si elijo fruta, en ocasiones pongo también una capa de crema. Para que la fruta luzca más apetecible, de un brillante precioso, suelo cubrirla con un glaseado.
Tartas de merengue
Mi preferido es el merengue italiano, que se prepara con un almíbar. Aguanta muy bien y no se desmorona al utilizarlo. Para hacer una tarta, pongo el merengue en la manga pastelera con una boquilla lisa y formo las planchas con él que vaya a necesitar. La forma puede ser redonda, cuadrada o rectangular.
Horneo las planchas a baja temperatura, a 100º hasta que queden secas y crujientes, unas dos y media o tres horas. Para montar la tarta, superpongo las planchas ya horneadas y enfriadas intercalando crema, nata batida o mousse. También puede adornarse con frutas frescas o en almíbar.
Tartas cubiertas
Estas tartas cubiertas me recuerdan a las típicas tartas de cuento, las que se ponen en la ventana para que se enfríen y se las come el lobo. Suelo hacerlas con pasta brisa o quebrada, hojaldre o una masa parecida al bizcocho y las relleno de frutas, compotas o cremas.
Me gusta prepararlas en un molde de cerámica con los bordes acanalados, me parece que así quedan preciosas. Además, las presento en el mismo molde en el que las horneo, para dar un toque rústico que creo combina muy bien con este tipo de tartas.
Para que los bordes no se despeguen y se hundan al hornearse, humedezco ligeramente la masa con un poquito de agua, para que se una la base con la cobertura. En el centro de la cobertura, para que no se deforme, hago un pequeño agujero por el que saldrá el vapor de coccion, evitando la condensación de humedad.
A mis hijos les encanta ayudarme a adornar las tartas cubiertas, haciendo hojitas y otros dibujos con la masa sobrante. Para que queden brillantes y con un bonito color dorado, antes de hornearlas las pincelo con claras o yemas de huevo batidas.
Tartas de masa quebrada o pasta brisa
Al hacer masa quebrada o pasta brisa no la trabajo demasiado, sólo lo suficiente para unir los ingredientes. La amaso lo justo, envolviéndola después en papel film y guardándola al menos media hora en la nevera, para que endurezca y no se desmenuce, así me resulta después más fácil de extender.
Con esta masa forro un molde desmoldable bien engrasado, pinchando bien el fondo con un tenedor y la cubro con papel de cocina. Después, la relleno con legumbres secas, para evitar que suba la masa, horneándola unos diez minutos. Retiro las legumbres y el papel de cocina, cociéndola cinco minutos más para que se seque bien.
Generalmente, la tartaleta se cuece vacía dos tercios del tiempo total indicado en la receta. Por último, la relleno y la meto en el horno para que se termine de cocer. Si la tarta lleva frutas, una vez fría abrillanto la superficie con un glaseado de mermelada.
Cuando empecé a experimentar con la repostería no era capaz de apartarme de la receta que quería hacer. Tenía que cumplir los pasos indicados a rajatabla, no permitiéndome la más mínima improvisación. Con el tiempo he aprendido que la imaginación también es importante en la cocina. Estas siete propuestas para hacer una tarta me dan muchísimo juego, puesto que cambiando el relleno o los adornos elegidos el resultado es completamente distinto. Espero que os sirvan tanto como a mi.
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